viernes, 19 de octubre de 2007

Tu no sabes amar


Ya había posteado este poema, pero en estos momentos me llega al corazón...

Tú no sabes amar. ¿Acaso intentas
Darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
Sin tempestades el amor no existe.

¿Y con esa frialdad dices que me amas?
No, no es amor lo que hacia mí te mueve
El amor es un sol hecho de llamas
Y en los soles jamás cuaja la nieve.

El amor es un volcán, es un rayo, es lumbre,
Y debe ser devorador, inmenso;
Debe ser huracán, debe ser cumbre,
Debe alzarse hasta Dios como el incienso.

Pero tú, Juzgar que el amor es frío,
Que ha de vivir en corazones yertos;
Con tu anémico amor, anda, bien mío,
Anda al osario a enamorar a los muertos.

viernes, 5 de octubre de 2007

Tristeza


Dicen que las mujeres sólo lloran
cuando quieren fingir hondos pesares;
los que tan falsa máxima atesoran
muy torpes deben ser, o muy vulgares.

Si llegara mi llanto hasta la hoja
donde temblando está la mano mía,
para poder decirte mis congojas,
con lágrimas la carta escribiría.

Mas si el llanto es tan claro que no pinta
y hay que usar otra tinta más oscura,
la negra escogeré porque es la tinta
donde más refleja mi amargura.

Aunque yo soy para soñar esquiva,
sé que para soñar nací despierta
Me he sentido morir y aún estoy viva;
tengo ansias de vivir y ya estoy muerta.

viernes, 20 de julio de 2007

Te amo

Cuando los "te amo" se vuelven monótonos:
Te Amo


¡Te Amo! y no es:
un te amo aniversario,
un te amo compromiso,
un te amo acostumbrado,
un te amo apurado,
un te amo también...

¡Te Amo! y es así:
un te amo enamorado,
un te amo extasiado,
un te amo demasiado,
un te amo generoso,
un te amo porque sí.

¡Te Amo!
con un "te amo"
pronunciado por los labios
mas gritado con el corazón.

¡Te Amo!
con un "te amo"
tan divino, tan humano
como jamás alguien imaginó.

jueves, 31 de mayo de 2007

Tus ojos, siempre tus ojos


"...la mirada profunda no es, como la voz, ligera..."

Tus ojos, siempre tus ojos,
serán para mis poemas.
El cuerpo dáselo al viento,
al sol, al mar, a la tierra
--la mirada encierra el alma
y el alma sin ella es ciega
que la mirada profunda
no es, como la voz, ligera.

Con el mundo entre las manos
iba corriendo a la siega
de un campo que te ofrecía
las once espigas más nuevas.
Veintiún granos de trigo
fueron la enorme cosecha
de un año que unió dos surcos
y en los dos dejó sus huellas.
Amor que nunca se acaba
porque siempre se renueva,
pero tus ojos--tu alma--
serán para mis poemas.

jueves, 17 de mayo de 2007

Hagamos un trato

Y adivinen de quién son las siguientes palabras:

Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo.

(de una canción de Carlos Puebla)


Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.

Si algunas veces
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Para escucharlo de la propia voz de Benedetti, pulsar aquí

miércoles, 9 de mayo de 2007

Yo, la que te quiere


De nuevo, un poema de Gioconda Belli. Siempre roba mis sentimientos, siempre robo sus palabras.

Yo, la que te quiere
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.

jueves, 12 de abril de 2007

Despedida


¿Quién no se ha sentido alguna vez identificado con éste precioso poema de Paul Geraldy? Él es uno de mis escritores favoritos...

Conque entonces, adiós. ¿No olvidas nada?
Bueno, vete... Podemos despedirnos.
¿Ya no tenemos nada qué decirnos?
Te dejo, pues irte... Aunque no, espera,
espera todavía
que pare de llover... Espera un rato.
Y sobre todo, ve bien abrigada,
pues ya sabes el frío que hace allí afuera.
Un abrigo de invierno es lo que habría
que ponerte... ¿De modo que te he devuelto todo?
¿No tengo tuyo nada?
¿Has tomado tus cartas, tu retrato?

Y bien, mírame ahora, amiga mía;
pues que en fin, ya va uno a despedirse.
¡Vaya! No hay que afligirse;
¡vamos!, ¡no hay que llorar, qué tontería!

¡Y qué esfuerzo tan grande
necesitan hacer nuestras cabezas,
para poder imaginar y vernos
otra vez los amantes
aquellos tan rendidos y tan tiernos
que habíamos sido antes!

Nos habíamos las vidas entregado
para siempre, uno al otro, eternamente,
y he aquí que ahora nos las devolvemos,
y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte,
y pronto partiremos
cada quien con su nombre, por su lado...
Recomenzar... vagar...
vivir en otra parte...
Por supuesto, al principio sufriremos.
Pero luego vendrá piadoso olvido,
único amigo fiel que nos perdona;
y habrá otra vez en que tú y yo tornaremos
a ser como hemos sido,
entre todas las otras, dos personas.

Así es que vas a entrar a mi pasado.
Y he de verte en la calle desde lejos,
sin cruzar, para hablarte, a la otra acera,
y nos alejaremos distraídos
y pasarás ligera
con trajes para mí desconocidos.
Y estaremos sin vernos largos meses,
y olvidaré el sabor de tus caricias,
y mis amigos te darán noticias
de "aquel amigo tuyo".
Y yo a mi vez, con ansia reprimida
por el mal fingido orgullo,
preguntaré por la que fue mi estrella
y al referirme a ti, que eres mi vida,
a ti, que eras mi fuerza y mi dulzura,
diré: ¿cómo va aquella?

Nuestro gran corazón, ¡qué pequeño era!
Nuestros muchos propósitos, ¡qué pocos!;
y sin embargo, estábamos tan locos
al principio, en aquella primavera.
¡Te acuerdas? ¡La apoteosis! ¡El encanto!
¡Nos amábamos tanto!
¿Y esto era aquel amor? ¡Quién lo creyera!
De modo que nosotros -aún nosotros-,
cuando de amor hablamos
¿somos como los otros?
He aquí el valor que damos
a la frase de amor que nos conmueve.
¡Qué desgracia, Dios mío que seamos
lo mismo que son todos! ¡Cómo llueve!

Tú no puedes salir así lloviendo.
¡Vamos!, quédate, mira, te lo ruego,
ya trataremos de entendernos luego.
Haremos nuevos planes,
y aun cuando el corazón haya cambiado,
quizá revivirá el amor pasado
al encanto de viejos ademanes.
Haremos lo posible;
se portará uno bien. Tú, serás buena,
Y luego... es increíble,
tiene uno sus costumbres; la cadena
llega a veces a ser necesidad.
Siéntate aquí, bien mío:
recordarás junto de mí tu hastío,
y yo cerca de ti mi soledad.

Paul Geraldy

viernes, 30 de marzo de 2007

Miedo


Mil veces he intentado
decirte que te quiero,
mas la ardorosa confesión, mi vida,
se ha vuelto de los labios a mi pecho
¿Por qué, niña? Lo ignoro,
¿Por qué? Yo no lo entiendo,
Son blandas tu sonrisa y tu mirada,
dulce es tu voz, y al escucharla tiemblo.
Ni al verte estoy tranquilo,
ni al hablarte sereno,
Busco frases de amor y no las hallo.
No sé si he de ofenderte y tengo miedo,.
Callando, pues, me vivo
y amándote en silencio,
sin que jamás en tus dormidos ojos
sorprenda de pasión algún destello.
Dime si me comprendes,
si amarte no merezco.
Di si una imagen en el alma llevas...
Mas no... no me lo digas...¡tengo miedo!
Pero si el labio calla,
con frases de los cielos
deja, mi vida, que tus ojos digan
a mis húmedos ojos... ya os entiendo,
deja escapar el alma
los rítmicos acentos
de esa vaga armonía, cuyas notas
tiene tan sólo el corazón por eco.
Deja al que va cruzando
por áspero sendero,
que si no halla la luz en la ventana,
tenga la luz de la esperanza al menos.
Callemos en buena hora
pues que al hablarte tiemblo,
mas deja que las almas, uno a uno,
se cuenten con los ojos sus secretos...
Dejemos que se digan
en ráfagas de fuego
confidencias que escuche el infinito
frases mudas de encanto y de misterio.
Dejemos, si lo quieren,
que sientes lo que siento,
beso puro que engendren las miradas
y que tan bello porvenir es nuestro.
Dime así que me entiendes,
que estallen en un beso,
que es el porvenir de luz y flores
y suba sin rumor hasta los cielos.
Di que verme a tus plantas
es de tu vida el sueño,
dime así cuanto quieras....cuanto quieras.
De que me hables así... no tengo miedo.

Manuel Caballero

lunes, 26 de marzo de 2007

Cultivo una rosa blanca


Cultivo una rosa blanca,
en julio como en enero,
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo:
cultivo una rosa blanca.

José Martí

domingo, 18 de marzo de 2007

Tu no sabes amar


Tú no sabes amar. ¿Acaso intentas
Darme calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
Sin tempestades el amor no existe.

¿Y con esa frialdad dices que me amas?
No, no es amor lo que hacia mí te mueve
El amor es un sol hecho de llamas
Y en los soles jamás cuaja la nieve.

El amor es un volcán, es un rayo, es lumbre,
Y debe ser devorador, inmenso;
Debe ser huracán, debe ser cumbre,
Debe alzarse hasta Dios como el incienso.

Pero tú, Juzgar que el amor es frío,
Que ha de vivir en corazones yertos;
Con tu anémico amor, anda, bien mío,
Anda al osario a enamorar a los muertos.

Julio Flores

martes, 13 de febrero de 2007

Solo sé que te quiero


Te quiero porque te quiero
y no sé como explicarlo,
sólo sé que siento algo
donde comienza mi ser.
Es hermoso meditar
con tu nombre en la conciencia
si hasta percibo perfumes
de violetas y azucenas.

Te quiero porque eres buena
y todo ya me haz dado.
Tu ternura, sentimientos
cual cascada de aguas finas.

No sé si podré apagar
de tus ojos la tristeza,
pues contagias tu quebranto
al que riega tu flor.

No entiendo, a veces, tu llanto
y el corazón me hieres;
son agujas de fina escarcha
por tu mente endurecidas.

La vida tiene asperezas,
cosas bellas, obscuridad.
Después de cada noche nace un sol
y lo quiero compartir contigo...

miércoles, 7 de febrero de 2007

Quiero ser en tu vida

Quiero ser en tu vida algo más que un instante,
algo más que una sombra y algo más que un afán.
Quiero ser, en ti misma, una huella imborrable
y un recuerdo constante y una sola verdad.


Palpitar en tus rezos con temor de abandono.
Ser, en todo y por todo, complemento de ti.
Una sed infinita de caricias y besos;
pero no una costumbre de estar cerca de mí.


Quiero ser en tu vida una pena de ausencia
y un dolor de distancia y una eterna ansiedad.
Algo más que una imagen, y algo más que el ensueño
que venciendo caminos, llega, pasa y se va.


Ser el llanto en tus ojos, y en tus labios la risa.
Ser el fin y el principio. La tiniebla y la luz.
Y la tierra, y el cielo; y la vida y la muerte.
Ser, igual que en mi vida, has venido a ser tú.


Martin Galas

miércoles, 31 de enero de 2007

Reto


De mis favoritos.

Esto es amor del bueno:

Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser
esclavo de mi pasión;
¡te equivocas, te equivocas!,
fresco y fragante capullo,
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
me haces llorar; pero un día
yo también te haré llorar.

Y entonces, cuando rendida
ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo a mis pies,
como mi cólera es
infinita en sus excesos,
¿sabes tú lo que haré en esos
momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
para comérmelo a besos!


Julio Flores

jueves, 25 de enero de 2007

Viceversa


"...o sea, resumiendo estoy jodido y radiante..."

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.

Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.

Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte,

o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante

quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Mario Benedetti


Si quieren escuchar este poema recitado por el mismo Mario Benedetti dar click aquí

Ayer te besé en los labios


Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.

Pedro Salinas

martes, 23 de enero de 2007

Si tú me olvidas


"...en mí todo ese fuego se repite, en mí nada se apaga ni se olvida, mi amor se nutre de tu amor..."

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Pablo Neruda

lunes, 22 de enero de 2007

Sencillos deseos


Mi amor, mis deseos son tan sencillos como este poema...

Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.

Gioconda Belli

sábado, 20 de enero de 2007

Miedo


Amor, hoy tengo miedo de todo...

Aquí, sobre tu pecho, tengo miedo de todo;
estréchame en tus brazos como una golondrina
y dime la palabra, la palabra divina
que encuentre en mis oídos dulcísimo acomodo.

Háblame de amor, arrúllame, dame el mejor apodo,
besa mis pobres manos, acaricia la fina
mata de mis cabellos, y olvidaré, mezquina,
que soy, ¡oh cielo eterno!, sólo un poco de lodo.

¡Es tan mala la vida! ¡Andan sueltas las fieras!...
Oh, no he tenido nunca las bellas primaveras
que tienen las mujeres cuando todo lo ignoran.

En tus brazos, amado, quiero soñar en ellos,
mientras tus manos blancas suavizan mis cabellos,
mientras mis labios besan, mientras mis ojos lloran.

Alfonsina Storni

viernes, 19 de enero de 2007

Ahora


Porque la juventud se va...


Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.

Tómame ahora que aún es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora, que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.

Ahora, que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

Ahora que en mis labios repica la risa
como una campana sacudida aprisa.

Después... ¡ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!

Que entonces inútil será tu deseo
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.

¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

Hoy, y no mañana. Oh, amante, ¿no ves
que en la enredadera crecerá ciprés?

Juana de Ibarbourou

jueves, 18 de enero de 2007

Soneto para un sencillo amor


Porque no te puedo explicar por qué te amo...

Me gustas porque sí. Sencillamente
mi corazón te quiere. No hallaría
la palabra de íntima alegría
que te expresara lo que mi alma siente.

Y yo te quiero así. Tan simplemente
como el agua al paisaje, como el día
a la rosa que alza su ufana
frente a la primavera floreciente.

Te amo con sencilla transparencia,
con un amor apenas insinuado
que se vuelve silencio en tu presencia.
Con un tan dulce corazón herido
que si no te dijera que te he amado
lo sabrías oyendo su latido.

Jorge Montoya Toro


Yo no te pido


Es todo lo que pido.... ¿acaso es demasiado?

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.

Yo no te pido que me firmes
diez papeles grises para amar
sólo te pido que tu quieras
las palomas que suelo mirar.

De lo pasado no lo voy a negar
el futuro algún día llegara
y del presente
que le importa a la gente
si es que siempre van a hablar.

Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas no te niegues
no hables por hablar.

Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
solo te pido que mi espacio
llenes con tu luz.


martes, 16 de enero de 2007

En la doliente soledad del domingo


Gioconda es maravillosa... qué palabras tan HOT!!!

Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.

Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,
mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos,
este cuerpo lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.

Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.

Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia mi mismo centro
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.

Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.

Llueve copiosamente
sobre mi cara
y sólo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.

Gioconda Belli


lunes, 15 de enero de 2007

Dos palabras


Esta noche al oído me has dicho dos palabras
comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces, que la luna que andaba
filtrando entre las ramas
se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
que digo sin quererlo -¡oh, qué bella, la vida!-
Tan dulces y tan mansas
que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
que nerviosos, mis dedos,
se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.

Alfonsina Storni