jueves, 31 de mayo de 2007

Tus ojos, siempre tus ojos


"...la mirada profunda no es, como la voz, ligera..."

Tus ojos, siempre tus ojos,
serán para mis poemas.
El cuerpo dáselo al viento,
al sol, al mar, a la tierra
--la mirada encierra el alma
y el alma sin ella es ciega
que la mirada profunda
no es, como la voz, ligera.

Con el mundo entre las manos
iba corriendo a la siega
de un campo que te ofrecía
las once espigas más nuevas.
Veintiún granos de trigo
fueron la enorme cosecha
de un año que unió dos surcos
y en los dos dejó sus huellas.
Amor que nunca se acaba
porque siempre se renueva,
pero tus ojos--tu alma--
serán para mis poemas.

jueves, 17 de mayo de 2007

Hagamos un trato

Y adivinen de quién son las siguientes palabras:

Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo.

(de una canción de Carlos Puebla)


Compañera,
usted sabe
que puede contar conmigo,
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.

Si algunas veces
advierte
que la miro a los ojos,
y una veta de amor
reconoce en los míos,
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro;
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
usted puede contar
conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo,
no piense que es flojera
igual puede contar conmigo.

Pero hagamos un trato:
yo quisiera contar con usted,
es tan lindo
saber que usted existe,
uno se siente vivo;
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos,
aunque sea hasta cinco.

No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Para escucharlo de la propia voz de Benedetti, pulsar aquí

miércoles, 9 de mayo de 2007

Yo, la que te quiere


De nuevo, un poema de Gioconda Belli. Siempre roba mis sentimientos, siempre robo sus palabras.

Yo, la que te quiere
Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.